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El invierno ya está aquí: la peor temporada de Juego de tronos

Siete temporadas son muchas temporadas. Pocas series han aguantado tanto sin un bajón en su calidad, especialmente en los dramas -a parte de Mad Men, pocos más se me ocurren-. El hecho de que Juego de tronos enfilase su recta final con la decisión de reducir la cantidad de episodios parecía algo positivo, apostando por la calidad por encima de la cantidad. Sin embargo, terminada la temporada se hace difícil ignorar algunos defectos graves en la narrativa.

Entramos en territorio spoiler. Cruza bajo tu responsabilidad

La caballería llega en el último momento… otra vez

No me extenderé sobre el tema del teletransporte, al que ya le dediqué un post completo. Pero lo cierto es que desde que lo escribí el problema únicamente ha crecido, haciéndose extremo en el sexto episodio de la temporada, cuando Daenerys salva a Jon Nieve y al escuadrón suicida que cruza el muro para capturar uno de los muertos vivientes (una trama que ya es un poco loca de por sí).

Crítica de la séptima temporada de Juego de tronos: la peor de la serie

El problema real no es que recorrer estas distancias sea imposible. Los responsables de la serie dejan la temporalidad lo suficientemente ambigua como para que pueda ocurrir. De hecho Alan Taylor, director del episodio en cuestión, explicó que exageraron este punto porque a ellos tampoco les cuadraban las distancias.

Pero supongamos que es posible. El problema sigue estando ahí, y es que esta ambiguedad sirve para solucionar un nudo de guión de forma sencilla, rápida y cómoda para el guionista. Una solución vaga a la que la serie no nos tenía acostumbrados.En el momento en el que todo parece perdido, llega la caballería (o la dragonería en este caso). Una solución de la que Juego de tronos abusa: la batalla del Aguasnegras, la batalla del Castillo Negro, la batalla de los Bastardos y ahora la del Lago Helado.

Al menos en los anteriores casos sabíamos que los salvadores estaban de camino desde anteriores episodios, pero no en este caso, con lo que además de ser un cliché, da la sensación de que lo han hecho así porque querían llevar a los dragones más allá del muro y sin pensar mucho cómo. La secuencia de la muerte del dragón es espectacular, pero hasta ahora Juego de tronos nos dejaba con la boca abierta con un guión espléndido y en esta temporada lo ha hecho solo recurriendo a los efectos especiales.

La trama fantástica no está a la altura de las intrigas palaciegas

Crítica de la séptima temporada de Juego de tronos: la peor de la serie

Este era un problema que Juego de tronos iba a tener desde un principio, tanto la serie como los libros. La saga arranca con una secuencia en la que se nos presenta a los Otros -Caminantes Blancos en la serie- como la gran amenaza para los habitantes de ese mundo. Sin embargo, serie y libros la apartan rápidamente para sumergirnos en un mundo de alianzas, traiciones y conspiraciones entre los nobles de Poniente. Nos mete de pleno en un mundo gris y ambiguo, lleno de matices y donde lo bueno no es del todo bueno ni lo malo es del todo malo. Un abanico moral a la altura de otras series como The Wire, Los Soprano, Mad Men o Breaking Bad.

Eso es lo que convirtió a Juego de tronos en un fenómeno social. Sin embargo, en algún momento todo eso debía dejar paso a la trama fantástica que ha ido creciendo temporada a temporada. Los muertos de camino y esta gente peleándose por una silla incómoda.

Crítica de la séptima temporada de Juego de tronos: la peor de la serie

Y cuando ha explotado, la trama no ha dado la talla. Frente a la cantidad de matices de las tramas palaciegas, el Rey de la Noche es un villano plano, sin mayor motivación ni personalidad que conquistar el mundo porque es el malo y los malos hacen estas cosas. (si os suena el comentario, es la misma crítica que hice al personaje del Hombre de Negro en La torre oscura).

Es cierto que esto puede solucionarse en la próxima temporada, pero de momento lo que sabemos del personaje es simplemente es que es un arma de destrucción masiva que se les fue de las manos a los niños del bosque. Comparado con otros villanos de la serie como Cersei, Joffrey, Ramsay o Tywin, el Rey de la Noche es aburrido y soso.

También es cierto que por motivos obvios en la serie no se ha trabajado tanto la mitología del mundo como en los libros, de haberse hecho tal vez sería más interesante. Tal vez en la próxima temporada se desarrolle mejor y en retrospectiva mejore la séptima temporada.

Los Lannister nos recuerdan lo que debe ser Juego de tronos

Crítica de la séptima temporada de Juego de tronos: la peor de la serie

Dentro de este bajón general de nivel, al que se se suma la trama de Arya, Sansa y Meñique -que acaba como todos esperábamos y, por cómo está rodada la secuencia final, parece que los productores querían sorprendernos-, Cersei y Jaime nos han dado sin duda los mejores momentos de la temporada con una relación complejísima de amor y repulsa.

Jaime ha completado un brillante arco evolutivo desde el principio de la serie en el que ha pasado a ser el cabrón ese rubio que se cargó al rey anterior a convertirse en uno de los mejores antihéroes de la pequeña pantalla. Cersei, por su lado lleva ya tiempo coronada como la más grande de las hijas de puta televisivas. Juego de tronos siempre ha destacado por sus personajes y en una temporada en la que algunos han pasado desapercibidos, ellos han seguido creciendo.

De cara a la última temporada, los Lannister señalan el camino.

El salto del dragón

Crítica de la séptima temporada de Juego de tronos: la peor de la serie

Los americanos usan la expresión «saltar el tiburón» para referirse al punto en la que una serie estira tanto la verosimilitud que deja de ser creíble. Se llama así en referencia a una escena de Happy Days salta un recinto con un tiburón haciendo esquí acuático sin quitarse su característica chaqueta de cuero. ¿Ha saltado Juego de tronos el tiburón?

Es difícil de saber, habrá que valorarlo después de la próxima temporada. La mayoría de problemas graves son redirigibles, y más con el talento que el equipo de esta serie ha demostrado tener.

Y no os equivoquéis, a pesar de todos los defectos que he mencionado hasta aquí, la temporada ha sido muy disfrutable (aunque a estas alturas yo soy tan fan que si GRR Martin se tirase un pedo en mi cara lo disfrutaría). Juego de Tronos ha conseguido que se le perdonen los defectos, una virtud que tienen las grandes series. El problema es que hasta ahora no había hecho falta perdonar tanto -casi nada, de hecho-. Y, viniendo de donde veníamos, si la tendencia en la próxima y última temporada es esta, la decepción será importante.

PD: Oye, GRR Martin, acaba los putos libros. Por favor.